Últimamente estoy leyendo en las redes sociales la vuelta de la controversia de los OMGs (Organismos Modificados Genéticamente) y los transgénicos, de como gente desinformada le tiene miedo a los alimentos que se producen gracias a estos organismos (generalmente plantas) transgénicos, pensando que les van a ocasionar enfermedades o incluso que una noche cualquiera, el tomate saldrá del frigorífico y los devorará mientras duermen (risas).
Un argumento clásico de los que están en contra de los transgénicos es que quiénes somos los científicos para jugar a ser Dios y mutar plantas y animales a nuestro gusto y luego intentar cultivarlos en la naturaleza, ¡con el peligro que eso entraña!
Me gustaría hacerles ver que no intentamos jugar a ser nada ni mucho menos, de hecho, no estamos haciendo nada que no se haya hecho ya con anterioridad. Si, habéis leído bien, los transgénicos se llevan usando desde el comienzo de la humanidad, solo que los métodos para conseguirlos eran más rústicos y lo que hemos hecho es mejorarlos hasta casi el extremo. Los ejemplos más claros son los cultivos de cereales, en concreto, el del trigo: cuando el ser humano comenzó a cultivar, las variedades de trigo eran muy diferentes a las actuales, eran menos resistentes a las condiciones ambientales, a las plagas, etc. y producían granos de menor calidad. Así que se propuso escoger diferentes variedades de trigo, con características que las hicieran deseables (mejor grano, mayor resistencia,...) y las cruzó entre si para obtener mejores variedades, llegando hasta nuestros días. Esto el lo conocido como Selección Artificial o Mejora Clásica.
Pero contra esta mejora clásica no hay nada en contra, ¿será que como es algo ya antiguo no entraña peligro ni temor? Entonces es solo miedo a la novedad.
La que influye temor es la Ingeniería Genética o Tecnología del ADN Recombinante, y con ese nombre, como para no tener miedo ¿verdad? Pues no deberíais, porque mira que bien le funciona a las farmacéuticas la publicidad de cosméticos utilizando palabras técnicas como modificación de ADN, ARN, colágeno, etc. y la gente sigue comprándolas.
La Ingeniería Genética nos permite obtener los mismos resultados (o incluso mejores) que la Mejora Clásica pero en un espacio de tiempo mucho más corto, ya que no tenemos que esperar a que las plantas (en este ejemplo) crezcan, entren en fase de polinización, se polinicen, den semillas y las semillas crezcan para observar los resultados. Sino que directamente podemos obtener plantas sobre las que observar el resultado.
Existen muchas herramientas para obtener transgénicos, en plantas lo más útil es el uso de una bacteria (Agrobacterium tumefaciens), aunque también se utilizan virus o directamente se trabaja sobre el organismo.
¿Y en qué consiste esta ingeniería genética? Simple pero al vez complicado: se basa en buscar características de otros organismos (resistencia a plagas, a herbicidas, producción de alguna sustancia,...) o incluso la potenciación de alguna característica instrínseca del organismo, la búsqueda de la secuencia de ADN responsable de esa característica, su aislamiento, introducirla en un vector (como puede ser una bacteria o un virus) y la infección de la planta con el vector. Esto se debe gracias a que los vectores utilizados tienen la capacidad de introducir su material genético en el genoma de la planta que infectan, por lo que si ponemos una secuencia de ADN que queremos dentro del vector, ésta se quedará en el genoma de la planta y "la hará suya". Ya solo nos quedaría seleccionar las células infectadas y hacer crecer una planta transgénica.
De esta forma obtenemos plantas que son capaces de resistir a plagas de insectos, a la acción de herbicidas , que producen mayor cantidad de vitaminas o antioxidantes o incluso que son capaces de absorber metales y contaminantes de zonas en las que se ha producido un vertido.
En ningún momento se van a obtener plantas capaces de andar ni que vayan a producir enfermedades, ya que los organismos transgénicos pasan una gran cantidad de controles antes de ser utilizados (al igual que los fármacos, que curioso) y muchas veces su uso se restringe a laboratorio y/o condiciones muy controladas.
Y ahora viene el siguiente argumento de los anti-transgénicos: es que esas plantas van a acabar con las que se encuentran en la naturaleza o van a mezclarse con ellas y dar nuevas aberraciones. De nuevo desinformación. La mayoría de los cultivos transgénicos son estériles, es decir, no son capaces de producir gametos viables para fecundar, por lo que no hay peligro. Esto ocasiona el problema de que hay que volver a comprar semillas nuevas para obtener un nuevo cultivo en la próxima campaña y para ello hay que pagar a las empresas dueñas de las patentes (no voy a mencionar ninguna) y no voy ha entrar en esa discusión porque no es el tema y además sería lo mismo que ocurre con farmaceúticas y algunos medicamentos.
Creo que no se me olvida nada por mencionar y aunque mayormente me he referido a la transgénesis de plantas, también se hace con multitud de organismos, solo que la legislación es más estricta y quedan restringidos a su uso en laboratorio (como pueden ser organismos de estudio), pero algunos son necesarios para la vida de muchas personas. Este es el caso de los diabéticos, los cuales han obtenido su insulina del cerdo hasta que se consiguió modificar a la bacteria Escherichia coli, la cual es la responsable de producir la insulina comercial actualmente. Pero nuevamente, de eso no se dice nada ¿verdad?.
Por último, voy a incluir una imagen que obtuve a través de Twitter de una investigadora que refleja la realidad de los transgénicos:
Espero que la entrada os guste y me haya explicado, sino, contactad conmigo para las mejoras. ¡Ya sabéis donde encontrarme!
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