El otro día, durante mis clases teóricas en el ciclo de cocina, se habló de cocinar en olla a presión o de como no es lo mismo cocinar en una ciudad costera que en una de montaña. A algunos compañeros les llamó la atención esto último, ya que nadie de a pie se para a pensar que cocinar a diferente altura pueda presentar variación alguna.
La variación que se presenta es respecto a la cocina con agua, es decir, que la altura afecta a la ebullición del agua. O mejor dicho, la altura afecta a la temperatura a la que el agua comienza a hervir.
Pero primero expliquemos como se produce la ebullición del agua:
El agua esta compuesta de moléculas de H2O, que se encuentran normalmente libres y con una capacidad de movimiento en estado líquido.
Si le aplicamos calor al agua, le estamos aplicando energía a las moléculas de agua, que aumentan su movimiento. Cuando la cantidad de energía es la suficiente para que las moléculas de agua puedan superar la presión ejercida por el vapor de agua presente en el ambiente, éstas escapan al aire, produciéndose el fenómeno de la ebullición. A nivel del mar, la temperatura necesaria para que el agua entre en ebullición es de 100º C.
Pero, ¿qué ocurre si no nos encontramos a nivel del mar?